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martes, 15 de mayo de 2012

¿QUIEN ES DIOS?

Dios es un Ser que existe por Sí mismo desde siempre, absolutamente simple Espíritu, infinitamente perfecto, Creador de cielo y tierra, y soberano Señor de todas las cosas.
Esta definición, si bien incluye la esencia misma de Dios, no es una definición exhaustiva, pues no incluye todos las atributos divinos, los cuales veremos más adelante.
Sin embargo, es un intento de colocarnos ante el Ser perfecto, omnipotente e infinito que es Dios. Y es un intento también de comenzar a ubicarnos nosotros en nuestra verdadera realidad: si Dios es todo eso y mucho más, ¡qué poca cosa somos nosotros, sus creaturas!

 LA EXISTENCIA DE DIOS.


 Argumento general: prioridad absoluta del ser en acto sobre el ser en potencia.

Aristóteles llega a la existencia de un Dios único por la línea de la absoluta prioridad del acto sobre la potencia. Un principio netamente aristotélico, de gran trascendencia es prioridad del acto respecto al ser en potencia. El acto es “antes” que el ser en potencia, no sólo según la perfección, sino también según el tiempo, y en todos los sentidos. Por tanto allí donde se encuentre ente en potencia es preciso que haya un ser en acto, superior, que le comunique actualidad; y así siempre, hasta llegar a un Acto tal que, no teniendo potencialidad alguna, sea Acto “puro”, el Acto superior a cualquier acto; y en consecuencia, no puede ser precedido por ningún otro acto, antes bien los precede a todos, no depende de nada ni es causado, sino que todos dependen de Él. La prioridad del acto exige la existencia del Acto puro (= sin potencia), ya que la actualidad no se sostiene en la potencia sino precisamente a la inversa. Ahora bien, tal prioridad se contempla según dos ópticas: la del conocimiento y la del cambio físico en el mundo.



Pruebas a posteriori para la demostración de la existencia de Dios
Argumentos que parten de los efectos de Dios en el mundo para demostrar su existencia.
          
Santo Tomás consideró que el argumento puramente racional que intenta llegar a la existencia de Dios a partir de la comprensión de la noción de Dios (argumento ontológico, a veces llamado “a priori”) no era adecuado pues no se corresponde con las facultades cognoscitivas humanas. Este filósofo opina que la ciencia debe partir de lo que es más cognoscible para nosotros a lo que es menos cognoscible, aunque en sí mismo sea más inteligible o racional. Dado que el mundo que se ofrece a los sentidos es más cognoscible para nosotros que las realidades puramente inteligibles, debemos partir de ese mundo si queremos demostrar la existencia de Dios. El punto de partida de Santo Tomás es razonable: si Dios ha creado al mundo ha tenido que dejar en él alguna huella o sello particular, del mismo modo que la obra de un artista manifiesta de algún modo las peculiaridades de su autor. Ya San Pablo había sugerido que Dios se manifestaba en el mundo y que podíamos fijarnos en éste para llegar a su existencia.
         Las pruebas de Tomás de  Aquino (las Cinco Vías) son demostraciones a posteriori: parten de los efectos de la actuación de Dios en el mundo para remontarse a Él como causa última. Es verdad que no nos permitirán un exhaustivo conocimiento de su esencia –imposible dada la limitación de nuestra naturaleza– pero sí suficiente como para mantener racionalmente la existencia de Dios.


 La existencia de Dios, ¿es o no es demostrable?


Objeciones por las que parece que Dios no es demostrable:


1. La existencia de Dios es artículo de fe. Pero los contenidos de fe no son demostrables, puesto que la demostración convierte algo en evidente, en cambio la fe trata lo no evidente, como dice el Apóstol en Heb 11,1. Por lo tanto, la existencia de Dios no es demostrable.
2. La base de la demostración está en lo que es. Pero de Dios no podemos saber qué es, sino sóloqué no es, como dice el Damasceno. Por lo tanto, no podemos demostrar la existencia de Dios.
3. Si se demostrase la existencia de Dios, no sería más que a partir de sus efectos. Pero sus efectos no son proporcionales a Él, en cuanto que los efectos son finitos y Él es infinito; y lo finito no es proporcional a lo infinito. Como quiera, pues, que la causa no puede demostrarse a partir de los efectos que no le son proporcionales, parece que la existencia de Dios no puede ser demostrada.


Contra esto: está lo que dice el Apóstol en Rom 1,20: Lo invisible de Dios se hace comprensible y visible por lo creado. Pero esto no sería posible a no ser que por lo creado pudiera ser demostrada la existencia de Dios, ya que lo primero que hay que saber de una cosa es si existe.

Respondo: Toda demostración es doble. Una, por la causa, que es absolutamente previa a cualquier cosa. Se la llama: a causa de. Otra, por el efecto, que es lo primero con lo que nos encontramos; pues el efecto se nos presenta como más evidente que la causa, y por el efecto llegamos a conocer la causa. Se la llama: porque. Por cualquier efecto puede ser demostrada su causa (siempre que los efectos de la causa se nos presenten como más evidentes): porque, como quiera que los efectos dependen de la causa, dado el efecto, necesariamente antes se ha dado la causa. De donde se deduce que la existencia de Dios, aun cuando en sí misma no se nos presenta como evidente, en cambio sí es demostrable por los efectos con que nos encontramos.

A las objeciones:
1. La existencia de Dios y otras verdades que de Él pueden ser conocidas por la sola razón natural, tal como dice Rom 1,19, no son artículos de fe, sino preámbulos a tales artículos. Pues la fe presupone el conocimiento natural, como la gracia presupone la naturaleza, y la perfección lo perfectible. Sin embargo, nada impide que lo que en sí mismo es demostrable y comprensible, sea tenido como creíble por quien no llega a comprender la demostración.
2. Cuando se demuestra la causa por el efecto, es necesario usar el efecto como definición de la causa para probar la existencia de la causa. Esto es así sobre todo por lo que respecta a Dios. Porque para probar que algo existe, es necesario tomar como base lo que significa el nombre, no lo que es; ya que la pregunta qué es presupone otra: si existe. Los nombres dados a Dios se fundamentan en los efectos, como probaremos más adelante (q.13 a.1). De ahí que, demostrado por el efecto la existencia de Dios, podamos tornar como base lo que significa este nombre Dios.
3. Por efectos no proporcionales a la causa no se puede tener un conocimiento exacto de la causa. Sin embargo, por cualquier efecto puede ser demostrada claramente que la causa existe, como se dijo. Así, por efectos divinos puede ser demostrada la existencia de Dios, aun cuando por los efectos no podamos llegar a tener un conocimiento exacto de cómo es Él en sí mismo. 


CANTEROS MARÍA CLARA


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